La Forestal, la primera parada del viaje hacia la deforestación del norte santafesino

La explotación del quebracho colorado hace 100 años fue la punta de lanza de un proceso que, ya en el siglo XXI, se volvió mucho más agresivo.

A 100 años de las “huelgas grandes” de obreros madereros contra la explotación social que padecían bajo la tutela de La Forestal, el debate sobre las consecuencias ambientales de la explotación del quebracho colorado en territorio del Chaco santafesino sigue abierto.

Amparado en el silencio y la inacción de los gobiernos locales, esa empresa controlada por capitales británicos y alemanes operó durante décadas en 2 millones de hectáreas del norte provincial sometiendo a condiciones de vida inhumanas a sus obreros y dejando su huella profunda en el territorio, tanto desde lo social como desde lo ambiental.

“Fue un ejemplo de Argentina como una colonia del Tercer mundo. El latifundismo, la depredación de la naturaleza, el egoísmo del que tiene el dinero, la explotación mas deshumanizada del hombre de la tierra” escribió Osvaldo Bayer en el prólogo al libro de Gastón Gori “La Forestal, la tragedia del quebracho colorado”.

Desde lo ambiental, la explotación del quebracho colorado significó en los departamentos norteños la punta de lanza de un largo camino de desmonte y extractivismo que llegó a su máxima expresión ya en el siglo XXI, con la extensión de la frontera agropecuaria de la mano del monocultivo de soja.

Entender el origen de La Forestal es clave para ver la película de la explotación de los bienes naturales en la Provincia. En opinión de José Pensiero, ingeniero agrónomo, doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet, “estamos acostumbrados a echarle la culpa de nuestros males a los extranjeros, pero esto fue en un principio consecuencia de decisiones nuestras”.

En el inicio, en el año 1872, hubo un pedido por parte del gobierno provincial de un préstamo a una financiera con sede en Londres llamada Murrieta y Cia. Con ese dinero -según contó Pensiero- la Provincia creó las primeras dos sucursales del Banco Provincial en Rosario y en la ciudad de Santa Fe. A la hora de devolver lo pedido el Poder Ejecutivo preparó una ley para saldar el préstamo con la entrega de tierras fiscales.

“Hacia finales de 1880 Santa Fe entregó el equivalente a 600 leguas, unos 2 millones de hectáreas, como pago a la financiera, que a su vez la vendió a capitales alemanes y a otra compañía. Aparece allí la Santa Fe Land y empieza a funcionar La Forestal”, apuntó el científico.

Pensiero señaló que La Forestal creció a partir de la explotación de mano de obra barata amparada por la vista gorda de los poderes estatales argentinos. “La Forestal tuvo su moneda y nadie podía ingresar a su territorio amparada por la clase política local, que la dejó hacer sin control ni seguimiento de ningún tipo”. Desde su visión, el desarrollo de La Forestal sirvió para mover la economía del centro norte de la provincia, donde varias localidades crecieron durante algunas décadas, antes de quedar abandonadas.
El objetivo de esa compañía era extraer rollizos de quebracho colorado para obtener tanino.

El objetivo de esa compañía era extraer rollizos de quebracho colorado para obtener tanino.

Gori lo describía así en su libro: “Las profundas razones de las huelgas las encontraremos siempre. A lo largo de toda la extensión de los dominios de la Compañía, en su manera opresiva de obrar, en las desocupaciones que provocaba, en la división social impuesta y en la creciente carestía de vida”.
Explotación maderera

El objetivo de esa compañía era extraer rollizos de quebracho colorado para obtener tanino. “Al principio se llevaban los rollizos y luego sólo el tanino, para eso montaron 4 o 5 grandes fábricas en el norte, en localidades como Villa Guillermina, Villa Ana y La Gallareta.

Según la visión de Pensiero, la explotación fue selectiva y mucho menos grave, en términos ambientales, que el proceso de deforestación del siglo XXI. “La explotación no era a tala rasa, no es la que vemos en la región desde hace 25 años. Se hacía una extracción selectiva orientada a sacar rollizos de quebracho colorado de determinado porte. Si hubiese sido irracional, no tendríamos hoy la cantidad de hectáreas de quebrachales que aún tenemos”, explicó.

Luciano Sánchez, profesor de Historia y licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades, tiene otro registro del legado ambiental de La Forestal: “generó un impacto devastador, ya que el quebracho colorado era un recurso natural milenario e importante en el norte santafesino”. Desde su análisis la explotación fue “netamente extractivista y especulativa” ya que para poder hacer tanino se necesitan árboles de alrededor de 300 años.

“Para volver a producir tanino hay que esperar que un bosque vuelva a tener 300 años o más, a eso lo sabían tanto la empresa que explotó el monte como el Estado que permitió esa explotación. Eso fue lo que pasó, el recurso se fue terminando gracias a una explotación planificada”.
La Forestal dejó de funcionar en el año 1966 debido a la fuerte caída del precio internacional del tanino.

La Forestal dejó de funcionar en el año 1966 debido a la fuerte caída del precio internacional del tanino.
Del tanino a la soja transgénica

Según Pensiero, la explotación de los bienes naturales santafesinos llevada adelante durante décadas por La Forestal “no fue irracional desde lo ambiental”. “No produjo una deforestación como la de los últimos 25 años, desde lo ambiental es mucho más grave lo que pasó en el siglo XXI bajo la presión del monocultivo de soja que lo que hizo hace un siglo La Forestal”.

Pensiero explicó que los procesos de desmonte actuales directamente eliminan la masa boscosa. “Según datos oficiales sólo en el departamento 9 de Julio se deforestaron en los últimos años unas 50 mil hectáreas”, graficó. Y agregó que La Forestal hacía una extracción selectiva “donde el bosque se mantenía y no perdía su función”. “No fue La Forestal, es la deforestación moderna la que eliminó el bosque y cambió el paisaje”.

En este punto, Sánchez coincidió: “claramente la explotación que se hace en la actualidad es más agresiva todavía, no genera fuentes de trabajos como -bien o mal- lo hacían el obraje y el tanino- y viene además acompañada de un fuerte deterioro de los suelos y utilización de agroquímicos que dañan aún más al ambiente y hacen aún más difícil la recuperación de esa naturaleza”, agregó.

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